jueves, 20 de enero de 2011

LO IMPORTANTE DE UNA MAÑANA


Una mañana de abril, recuerdo que era abril porque se empezaban a ver  cambios en las hojas de mi patio, en mis pensamientos los verdes eran ocres,  los manzanos lucían unos increíbles matices lavandas y rosas;  y en mí corazón empezaban a envejecer los días del verano.
Regreso a abril y recuerdo la magia de algunas personas que andaban en manadas corriendo tras trastornados vehículos en  inútiles intentos por llegar  a tiempo a sus tareas diarias, en medio de intensos ruidos y cambios de veredas para evitar vaya a saber que ocasionales predadores de la mañana.
Así como en un sueño desgastado, miles de caras se agolpaban en mi rutina y me avisaban que ya estaba próximo el momento.
Comenzaron a hacerse presentes los pequeños sucesos de su presencia y de su  inquietud al mover mi cuerpo y a pesar de querer evitarlos  se volvían cada vez más notables, eran como decirlo, ¿renovables? O tal vez solamente yo podía identificarlos y eso los hacía más sublimes, realmente no lo sé.
Así empezó un nuevo amanecer con ciertas dificultades previsibles, y otras novedosas y hasta irreales. Así  fueron desfilando en una sucesión ininterrumpida de imágenes, que en vertiginosa repetición iban golpeando mi cabeza por dentro.
La consigna: evitar daños  que afectarán mi día y mis expectativas de poder lograr mi cometido, el deseo, cumplir con lo pactado en mi agenda lo antes posible y con el mejor resultado posible.
Poder obtener una respuesta se había convertido en la principal labor de este día.
Pero la gran pregunta era a quien recurrir, quien sería el que tuviera la mejor de las ayudas para mi interpelación.
Me dije: alguien con más serenidad, con más días vividos, mas cicatrices; o por el contrario alguien con toda la carga de una emoción acelerada y vertiginosa propia de su hambrienta e intensa experiencia.
Tarea difícil y probablemente tediosa, porque ya sabemos cómo reaccionan las personas ante las preguntas un tanto individuales;  eso lo hacía entre interesante y  provocador.
Hasta que logré descifrar a quien consultar.
Era evidente y no lo había notado antes.
Alguien que en cierto modo me reconozca o al menos sintiera que mi presencia representaba algo con un valor suficiente para responderme sinceramente y sin rodeos.
Que me creyera importante.
Traté y pocos sabrán lo mucho que lo intenté.
Esa persona, me había brindado todas las expectativas que cualquier mortal hubiera creído necesarias para obtener esta respuesta.
Creería que hasta la intuía.
Pero  no me respondía, no deseaba oírme o poseía una herida mayor que la pregunta.
Quizás yo no sabía cómo dirigirme, o como proceder, o como llegar hasta su corazón aunque más no fuera desde el abismo de una mirada.
Permanecer en el esfuerzo resultaba agobiante, era como una batalla dolorosa y apremiante a la vez, como con una sensación de urgencia que no dejaba tiempo al alivio, ni espacio para respirar.
No pude lograrlo, y se fue postergado.
Hasta que por el hastío de los muchos intentos se debilito la intención, y no pude evitar perder el sentido y el porqué de mi búsqueda.
Y con ella así abandonada, aquella propuesta para esta mañana, quedó vanamente incumplida.
... Y pasó el tiempo y no obtuve repuesta.
Tal vez buscando nuevas auroras pueda sentir  la inocente ilusión de aceptar el intento.
Quisiera poder lograrlo antes de que llegue abril…

…y así poder saber dónde puedo dejar este AMOR, me urge entregarlo…

domingo, 9 de enero de 2011

Días Eternos

un deseo ?..... un largo e inmenso abrazo
una necesidad?... ver en tus ojos lo que está en tú corazón
un imposible ?.... recorrerte con todos los sentidos y descubrir todas las respuestas

lunes, 3 de enero de 2011

Distancias

Las distancias acrecientan los lazos y los recuerdos, y obran sobre los callados misterios de los corazones.